

El viernes 30 de octubre, en cuarto B, usamos la pizarra digital para ver en pantalla grande una versión de Don Juan Tenorio grabada de Televisión Española. Antes empezamos la mañana haciendo de dictado algunas estrofas bravuconas que se repiten en varias ocasiones a lo largo de la obra. Las leímos, las expliqué y nos pusimos a disfrutar de un teatro en verso, tres mil ochocientos quince versos.
Por supuesto que es elevado para niños de nueve y diez años. Por eso paré el vídeo más de veinte veces para explicar qué es una novicia que esté para profesar, qué es un convento de monjas, un comendador, un alguacil, un panteón, gloria, infierno, purgatorio... Y para hacerles observar que Don Juan, triunfador en mil duelos muere en el último a manos del capitán Centellas.
Sí, en un colegio caben puntos de vista distintos sobre un mismo tema. A la salida de ese viernes vi clases saliendo con niños satisfechos con sus máscaras, otros pintados... Pero en una misma persona, no. Ahora tenemos el día del árbol, del padre, de la madre, de los enamorados; el día sin tabaco, sin alcohol... Y desde siempre hemos tenido el Día de los Difuntos. Un día al año para recordar a los seres queridos desaparecidos.
Hablando de la muerte, que va unida irremediablemente a la condición de ser vivo, un alumno no pudo reprimir unas lágrimas. A la salida al recreo le pregunté, en privado, si había perdido recientemente a un ser querido. -Sí, a mi perro.
Pues sí, incluso a las mascotas creo que hay que recordarlas con respeto. Y yo soy partidario del Tenorio. De gozar con una joya de nuestra literatura, al tiempo que reflexionamos planteándonos cosas. Creciendo.
Juan González. Tutor de 4º B.